Tangos para Agus

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Tango dodecafónico

¿Qué pasa: existió otro Piazzolla, oculto por una conspiración de silencio, por una hostilidad más enconada aún que la sufrida por el propio Piazzolla, y no nos enteramos?

Julio Nudler, «El hombre que no fue Astor» (Radar, Página 12, 2000)

Eduardo Oscar Rovira, nacido en Lanús el 30 de abril de 1925, fue un músico precoz y autodidacta. A los 9 años llegó a tocar su bandoneón en la orquesta de Francisco Alessio en el Café Germinal, en Corrientes 942, y a los 11 años ya tocaba con Vicente Florentino.

En 1949 fue director de la orquesta del famoso cantor Alberto Castillo (hablaremos de él en otra ocasión). El violinista del grupo, Pedro Aguilar, se convertiría en su profesor de armonía y contrapunto.

Después de una experiencia acompañando a Roberto Caló, en 1951 decidió formar su propia orquesta. En esa mísma época trabajó para Radio Splendid.

Entre 1953 y 1956 realizó un tour por España y Portugal acompañando al grupo del controvertido bailarín Alfredo Alaria y del cantor Juan Carlos Fabri.

De regreso en Buenos Aires, se unió a la orquesta de Alfredo Gobbi, para quien compuso su primer tango de cierta fama: «El engobbiao». Se entiende, ¿no?: En-Gobbi-ao.

En 1958, ya como primer bandoneón de la orquesta de Osvaldo Manzi, dio a conocer uno de sus primeros éxitos, «Febril».

Es un tango rupturista que inició una nueva etapa en la carrera musical de Rovira. A partir de ese momento, ya no sería un bandoneonista tradicional, sino que buscaría nuevos senderos.

El 1 de Diciembre de 1961 tendría lugar, en la Facultad de Medicina, la primera presentación pública de su Agrupación Tango Moderno que, primero como octeto y luego como septeto, duraría hasta 1965.

En 1963, con Reynaldo Nichelle en violín sólo, y Osvaldo Manzi al piano, lanzó el LP «Tango Vanguardia»,  donde -como señalaría Nudler, «la dispersión creativa de Rovira llega al extremo». De este disco, te dejo dos temas: «Serial dodecafónico», un intento de acercar el tango a Schönberg…, o viceversa…

y “Triálogo”,

Suena raro, ¿no? Parece música clásica. Y efectivamente lo es; al menos en su armado con variaciones de la cadencia para piano del concierto Nro. 23 en La mayor K. 488 de Mozart.

Mozart, Schönberg,… La experimentación estaba llevando a Rovira por un camino extraño y de escaso o nulo alcance popular, yendo así contra el consejo de quienes le recomendaban hacer tango «más comercial».

En 1965 formó un trío con Salvador Drucker en guitarra eléctrica y Néstor Mendy en contrabajo, donde usó amplificación electrónica y un pedal distorsionador:

Y así llegamos al que, posiblemente, sea su tango más famoso, «Sónico»:

En 1970 Rovira se trasladó a Tolosa, trabajando para la Banda Musical de la Policía Bonaerense. En 1973, durante la breve gobernación de Oscar Bidegain, dirigió el Teatro Argentino de La Plata.

Aunque su música no lograba la repercusión que esperaba y que -tal vez- merecía, no bajaba los brazos. En 1975 lanzó el LP «Qué lo paren», junto con Reynaldo Nichelle (violín), Oscar Mendy (piano) y Néstor Tucuta Mendy (bajo).

Sólo tenía 55 años cuando el 29 de julio de 1980 falleció en la puerta de su casa, debido a un paro cardíaco.

Teniendo en cuenta la injustamente pobre repercusión que había tenido su obra, parecía que con su desaparición física, este compositor vanguardista estaba condenado al olvido. Pero…

En 2015 el contrabajista argentino Ariel Eberstein creó el grupo «Sónico», justamente para rescatar la obra de Rovira. En la página de este conjunto podrás encontrar información sobre sus discos y conciertos.

Sonico (Bruselas)

Desde alguna nube, donde estará tocando el bandoneón, sonreirá viendo cómo está en vías de concretarse su profecía de que se necesitarían 50 años para que su música encontrase la debida estimación.

Bruno Passarelli: «Rovira, el Otro Piazzolla Recién Ahora Valorizado» (2018)

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