Tangos para Agus

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El otro Homero

Si se le pide a un amante del Tango que mencione a algún famoso llamado Homero, sin dudar responderá «Manzi, Homero Manzi». Su enorme dimensión como el gran poeta del Tango, es incuestionable.

Sin embargo, puede ser que un verdadero tanguero de ley responda con otra pregunta,

«¿Homero? ¿Cuál Homero? Porque ya sabe Ud., Homeros hay dos: Manzi y Expósito».

Bueno, también hay otros, como por ejemplo Homero Cárpena (1910 – 2001), Homero Hidrobo (1939 – 1979), y Homero Moavro (1922 – 2008); pero que no alcanzaron la misma trascendencia.

Y hoy hablaremos, entonces, del otro Homero, de Homero Expósito. Ya en la primera entrada de este blog, en enero del año pasado, te había contado que Roberto Goyeneche era el cantor favorito del abuelo; y que, de su extenso repertorio, los dos temas que más le gustaban eran «Naranjo en flor» (1944)

Roberto Goyeneche y Atilio Stampone y su Orquesta Típica: «Naranjo en flor» (1974)

y «Chau, no va más»

Roberto Goyeneche y Atilio Stampone y su Orquesta Típica: «Naranjo en flor» (1974)

Para cerrar el círculo, te cuento que Homero Expósito era, a su vez, el poeta favorito del mismo Goyeneche, quien en una entrevista dijo,

El mejor poeta del Mundo, para mí, se llama (porqué se murió, pero no le perdono) Homero Expósito. Homero Expósito dijo, -Chau, no va más- y ese es el tema, que yo me voy a morir con él.

Nelly, la esposa de Homero, recordaba, en referencia a este último tango (del cual conservaba 63 versiones), lo meticuloso y perfeccionista que era su marido con la escritura, ya que, como el mismo decía…

No quiero que después venga ningún boludo a decirme que hay una coma mal puesta.

Este cielo azul (diario La Mañana, 16 de setiembre de 2007)

«Chau, no va más» es fácil de entender, y se puede resumir en estos versos,

Vivir es cambiar,
en cualquier foto vieja lo verás.
¡Chau, no va más!...
Dale un tiro al pasado y empezá,
...
Pero ¡dale, la vida está en flor!
¡Tenés que seguir!

Pero ¿qué me contás de «Naranjo en flor». ¿De qué trata? Bueno, yo tengo mi teoría. Cuando tengás ganas, lo charlamos…

Ahora hablemos un poco sobre la vida del poeta. Nació en la casa de su abuela materna, en Campana, el 5 de noviembre de 1918, o sea seis días antes de que terminara la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, sus padres vivían en la vecina Zárate, y allí transcurrió su infancia. De hecho, esa ciudad es el escenario de varios de sus poemas más conocidos.

Hay algo importante que contar sobre su apellido. Ocurre que su padre, Manuel, se había criado en la «Casa de Niños Expósitos» de Buenos Aires, que albergaba a los «ex-positus» que en latín significa «puestos afuera», es decir los bebes abandonados en las puertas de las iglesias o directamente, en la calle. Don Manuel nunca renegó de su origen, y adoptó orgullosamente el apellido de «Expósito», que de esta forma heredó su hijo.

Y no sólo le dio a su hijo un apellido, sino también un gran amor por la cultura, el arte y la filosofía, que lo condujo finalmente a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. La necesidad de ganarse el sustento fue alargando su carrera, y a la larga le impidió graduarse. Sin embargo, adquirió una cultura muy completa, sólida y organizada, siempre ligado a los clásicos y al mismo tiempo, al día con las nuevas tendencias literarias y artísticas. Personalmente, creo que fue el poeta mejor formado y más erudito de la historia del Tango.

Esta no es una afirmación antojadiza, y dicen que «para muestra basta un botón», aunque en este caso sería una cita. Fijate como empieza su tango «Maquillaje»

Héctor de Rosas, Astor Piazzolla Y Su Quinteto: «Maquillaje»

Inesperado, ¿no? ¡Una cita a un poeta español del siglo XVI! Ese poema (que algunos, como Expósito, atribuyen a Lupercio de Argensola, y otros a su hermano, Bartolomé), se titula «A una mujer que se afeitaba (es decir, maquillaba) y estaba hermosa». Y justamente ese es el tema del tango, aunque lo que en el soneto de los Argensola es sátira, en el poema de Expósito es tragedia.

Si bien una vez dijo que «nadie puede escribir un tango si no sabe escribir un soneto», Homero Expósito liberó al tango de las formas poéticas tradicionales, renovándolo con la uso del verso libre. Fijate, Agus, en este tango de 1943. Simplemente, no rima…

Gabriela Morgare con las guitarras de Poly Rodríguez y Gabriel Federico: «Farol» (2010).

Otro aspecto importante de la obra de Homero Expósito es la temática «elegíaca» de su obra. No es que el lamento por lo perdido sea ajeno al Tango. Por el contrario. Pero con Expósito se vuelve casi una obsesión.

Roberto Goyeneche: «Percal»
La juventud se fue...
Tu casa ya no está...
Y en el ayer tirados
se han quedado
acobardados
tu percal y mi pasado.

Este tangazo muestra otra faceta de la poesía de Expósito: el poder de síntesis. Fijate como, con sólo dos versos muy breves,

Te fuiste de tu casa.
Tal vez nos enteramos mal.

Homero Expósito cuenta toda una historia que no tiene nada que envidiarle a la mejor tradición de los «haikus» japoneses. Si hasta…

… un por entonces consagradísimo Discépolo comentaba [respecto de Percal]: «Cómo me gustarían esas admirables observaciones de Expósito para alguna de mis letras».

Javier Cohen y Fernando Vicente: «Siempre estoy llegando: El legado de Aníbal Troilo (LIbros del Zorzal, Buenos Aires, 2021)

Por mi parte, me gusta mucho el uso que hace Expósito de la «aliteración«. Hay varios ejemplos en su extensa obra; pero tal vez el más logrado y conocido sea el de vals «Absurdo»,

Edmundo Rivero: «Absurdo»

… donde se da el lujo de escribir en una misma estrofa dos fragmentos sucesivos con repetición de cuatro fonemas

ERA la ERA primERA 
que apaga la ojERA 
y enciende el rubor.
y una noche - ¿te acuerdas? - un beso 
debajo del cerezo
 sellaba nuestro amor.
PUDO el amor ser un nUDO
 más dUDO que pUDO
 luchando vencer...

Otra característica distintiva de la poesía de Expósito es un uso exquisito y original de la metáfora. Pero sobre este tema hay «mucha tela para cortar» (¡Vaya metáfora!). Así que lo dejaremos para la semana próxima.

Durante la década de 1950 Homero Expósito estuvo muy involucrado en la conducción de SADAIC, pero terminó renunciando por disputas internas. Realizó entonces un viaje por Europa, y a su regreso, ya había abandonado la escritura de tangos. Afincado en un departamento de la calle Lavalle, siguió llevando una vida tranquila y rodeada de amistades, hasta su muerte el 23 de setiembre de 1987.

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