Tangos para Agus

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Mano a mano

En la ya mencionada entrevista realizada por «Borocotó», Celedonio Flores contaba lo siguiente sobre su poema «Mano a mano».

—Es una historia cierta. Un amigo de aquellos tiempos de bohemia era cantor. Se llamaba Nunziata. Una noche, ya de recalada, lo encontré en un boliche. «Vamos a tomar mate que te quiero contar algo», me dijo. No me podía negar, pese a que yo sabía que ese muchacho estaba tuberculoso. Me dio no sé lo qué. Me faltó el coraje que antes había tenido en el ring. Y fui. En una piecita muy pobre y muy triste de la calle Junín me abrió su alma. Me contó de un amor que solamente vivía en él; y mientras me cebaba mate, yo escribía. Así salieron esos versos que aún se cantan…, que sobrevivieron a quien me contó su historia y al que le puso música. El relato estaba tan impregnado de un dolor suave, sin reproches, que en dos horas escribí la letra de «Mano a mano».

El Gráfico (1938)

El cantor de origen italiano, Fernando Nunziata, era 4 años mayor que Celedonio Flores. Además de actuar como solista, formó dúo, primero con Carlos Monsalvo y luego con José Cicarelli. Hacía fines de la década de 1910 su popularidad había decaído considerablemente. Estaba gravemente enfermo de tuberculosis, pero igual llegó a escuchar la primera grabación de «Mano a mano» realizada por Gardel en 1923, ya que falleció en Córdoba tres años después, el 6 de junio de 1926.

El poema consta de seis estrofas, y está escrito en una forma métrica de «quintilla», muy común en el Siglo de Oro Español, pero no tanto en la poesía de los siglos XIX y XX, y totalmente infrecuente en el Tango.

En una quintilla, cada estrofa consta de cinco octosílabos distribuidos de tal manera que no pueden haber tres versos seguidos con la misma rima, los últimos dos no deben estar pareados, y ninguno puede quedar suelto (es decir, sin rima). De las cinco opciones posibles, Celedonio Flores optó por la «abaab».

Mencionar la métrica de este poema no es algo superfluo, pues hizo que a Gardel y Razzano les resultara extremadamente difícil musicalizarlo.

Escuchá esta grabación de Gardel, realizada el 17 de Diciembre de 1927 en Barcelona, acompañado por las guitarras de José Ricardo y Guillermo Barbieri.

Fijate como el tema que se escucha en las guitarras al comienzo y en los interludios cada dos estrofas, prácticamente no tiene relación con el acompañamiento musical del poema. Este es casi un «recitativo», que sigue al lenguaje natural. Por ejemplo, escuchá con cuidado la siguiente parte y decime donde está la música:

Los favores recibidos creo habértelos pagado
Y si alguna deuda chica sin querer se había olvidado
En la cuenta del otario que tenés se la cargás

Gardel volvió a grabar «Mano a mano» en Buenos Aires en uno de sus «films con sketch» o «encuadres musicales» de Cinematográfica Valle, entre fines de octubre y comienzos de noviembre de 1930. Fue estrenado el 3 de mayo de 1931 en el cine Astral. Y viene, de yapa, con una breve charla previa entre «Carlitos» y «Cele».

Aquí el tempo es demasiado acelerado para mi gusto. Prefiero la versión de 1927. Tal vez el tango es demasiado largo (nada menos que 30 octosílabos) para la duración del videoclip. Además, las guitarras suenan como tambores…

Pero es genial ver al negro Cele en film. Está gordo, ¿no? Lo más gracioso es que en su época de boxeador competía en la categoría de peso pluma, o sea entre 54 y 57 kilos…

¿De qué te reís?… Ahora peso el doble… ¡Qué macana!… Todos los sábados le digo a la patrona: «El lunes empiezo a hacer gimnasia…» Y aquí me tenés: esperando un lunes…

El Gráfico (1938)

Volviendo a «Mano a mano» digamos que se transformó, junto a «Mi noche triste», en uno de los dos pilares del tango-canción. Pero ello no impidió que sufriera los embates de la campaña «moralizadora» de la dictadura de 1943, que buscaba eliminar el lunfardo y cualquier referencia inmoral. De hecho, la casa Pirovano reeditó el tango con esta letra:

Te recuerdo en mi tristeza y al final veo que has sido
En mi existencia azarosa, más que una buena mujer
Puso tu hermosa figura calor de hogar en mi nido
Fuiste noble, consecuente y yo sé que me has querido
Como no quisiste a nadie, como no podrás querer.
.
Se cruzaron nuestras vidas, tu bondad y mi bohemia,
Mi romántica bohemia veinteañera y pertinaz
Y pusiste la dulzura de tu amor que todo premia
En mi vida que llevaba mi rebelde neurastenia
De quien vive de sus sueños, de sus sueños nada más
.
Yo te dí lo que tenía… si el amor tuviera precio
Poseíste una fortuna de cariño y de bondad
El cariño de mi madre, el respeto y el aprecio
De esos hombres del pasado de temperamento recio
Que sabían del concepto del amor y la amistad
.
Yo no tuve más que darte, todo puse a tus antojos
Todo menos el respeto de mi propia dignidad
No quería que asomara una lágrima en tus ojos
Y evitaba con mis actos el menor de tus enojos
Porque sé donde comienza y termina la lealtad
.
Nada habrás de agradecerme, mano a mano hemos quedado
No me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás
Los favores recibidos creo habértelos pagado
Y si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado
Te suplico que la olvides, que la olvides nada más
.
Y mañana si recuerdas el amor del tiempo viejo
Y ya muerta la esperanza te flaquea el corazón
Si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo
Olvidando lo pasado y aunque esté ya solo y lejos
Me tendrás siempre a tu lado, cuando llegue la ocasión.

¿Rebelde neurastenia?… Una verdadera masacre a uno de los mejores tangos de la historia. Y lo peor es que fue el propio Celedonio Flores quien se vio forzado a escribir estos versos “con gomina”, sólo para que su tango continuase en circulación. Por suerte, hasta donde se, no hay ninguna versión grabada.

Otra «traición», pero de mejor calidad, fue grabada en 1956 por Nina Miranda y Roberto Lister, con la orquesta de Donato Racciatti. Las «interesantes modificaciones» a la letra fueron realizadas por Humberto Correa.

Como no podía ser de otra manera, hay muchísimas versiones de «Mano a mano». La cantaron Charlo, Carlos Dante, Rivero, Sosa y Goyeneche, entre muchos otros; y se «atrevieron» Caetano Veloso, Joaquín SabinaJulio IglesiasAndrés Calamaro y Vicente Fernandez, este último en forma de ranchera (?)…

Termino con dos versiones. Una de Hugo del Carril, en la película «La vida es un Tango» de 1939

Y la otra es la inigualable interpretación de Julio Sosa, con la orquesta de Leopoldo Federico. Para mí, la mejor versión (Perdón, Carlitos).

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